Pedro Martin Ruiz
Licenciado en Derecho. Sociólogo
En Extremadura llevamos hablando ya más de diez años de grandes proyectos que muchos no acaban de consolidarse. Así se ha reflejado en el XI Foro de Yuste del Club Senior que hemos celebrado los pasados días 7, 8 y 9. Me he permitido analizar algunos de ellos, según mi criterio y de forma muy concisa.
El Matadero de Zafra. Promovido por la Agrupación empresarial CIBEX ha invertido unos 25 millones de euros y tiene previsto sacrificar unos 450.000 cerdos al año, con unos 100 empleos directos y cerca de mil indirectos. Además de dos años de retrasos solo se encuentra a un 35% de su actividad. Se confía que para el 2025 reciba un importante impulso.
El Centro Ibérico de investigación y almacenamiento energético (CIIAE). Tiene aprobado una ayuda de 70 millones de euros y está previsto acoger a 150 científicos de distintos países. Ahora trabajan unos 60 en unos locales provisionales a la espera de las nuevas instalaciones. Será un gran centro de referencia en la investigación y aplicación de las energías renovables.
La Fábrica de diamantes artificiales de Trujillo. Tiene prevista una inversión de 675 millones de euros para lo cual ha recibido unos 200 millones de subvención. Fabricará semiconductores de nueva generación para producir diamantes sintéticos con unos 300 empleos de alta cualificación, ya en proceso de formación. La primera fase entrará en funcionamiento el próximo año.
La Planta de hidrógeno verde en Mérida con 11 millones aprobados por la Administración para una planta de hidrógeno de 20 MW, con una inversión de 45 millones cerca del “nudo Carmonita”.
La Gigafactoría de baterías en Navalmoral de la Mata de la multinacional Envision. Tiene un presupuesto de 2.500 millones de euros, ampliables, y previstos 3.000 empleos, para lo cual ha recibido por el PERTE VEC II una subvención de 200 millones y 100 de crédito ventajoso. Hace unos días se ha colocado la primera piedra como fecha de inicio de las obras.
La Estación de bombeo reversible en el embalse de Alcántara. Se trata de construir una Central eléctrica en paralelo a la existente con una capacidad de 440 MW. La inversión sería de más de 150 millones y lleva en hibridación una central fotovoltaica de 380 MW por importe de unos 200 millones. Podría estar operativa para 2030.
El Centro de Datos CCGreen. La empresa Ingenostrum necesita un suministro de 182 MW desde la subestación muy próxima de Los Arenales (Cáceres) para la instalación de un Centro de Datos. La empresa Red Eléctrica española no lo ha incluido en su planificación, lo cual es incomprensible, siendo Extremadura muy excedentaria en producción eléctrica.
El proyecto de PHI4TECH. En la realidad son tres proyectos condicionados a la puesta en explotación de las minas de Monesterio y Cañaveral. En la plataforma logística de Badajoz, muy retrasada, se pretende fabricar supercondensadores para almacenamiento de energía renovable. Para ello recibió de los fondos Next Generation una subvención de 4.700.000 euros.
La Mina en Monesterio (Badajoz). Es la única que produce níquel de toda España y solo está pendiente para su reapertura de la concesión de agua de la Confederación del Guadalquivir. Procesará mineral propio y de otra mina próxima en Huelva a partir de 2026 con una inversión de más de 50 Millones de euros.
La Mina de Cañaveral (Cáceres). Se prevé en 2027 extraer el litio y su procesamiento, así como la instalación de una fábrica de cátodos con una inversión global de 540 millones, para lo cual recibió una ayuda de 13.300.000 euros, vía PERTE.
Hay, también, otros grandes proyectos que duermen en los despachos de la Administración desde hace ya tiempo de los que se duda lleguen a buen puerto, o bien serán a largo plazo. Así tenemos la azucarera de Mérida, la extracción de litio de Cáceres, la reapertura de la mina de la Parrilla, el Parque Temático de la Siberia, el regadío de Tierra de Barros, así como numerosas plantas fotovoltaicas, el hidrogenoducto Vía de la Plata y su ramal del Valle del Hidrógeno Puertollano-Mérida.
Por otra parte, echamos de menos un potente PERTE agroalimentario, en especial, referido al vino, aceite, tomate para la industria y al sector ganadero, hoy sin apenas valor añadido. En ferrocarriles tenemos pendiente el eterno AVE Madrid-Lisboa, la electrificación Puertollano-Mérida y Mérida-Sevilla y Huelva. En autovías faltan por hacer las de Badajoz-Cáceres, Badajoz-Córdoba, Mérida-Ciudad Real o la de Moraleja- Castelo Branco.
Habría que preguntarse por qué decaen o se alargan en el tiempo tantos proyectos. Son muchas las causas y están relacionadas con los temas de rentabilidad, financiación, excesiva burocracia y regulación normativa, cambios de gobierno, temas ambientales, ciertas plataformas ecologistas o mala gestión empresarial. Casi todo esto se podría resolver si tuviéramos una Administración proactiva con una decidida política industrial, mediante una eficiente Ventanilla Única, una Unidad Aceleradora de proyectos, así como la reducción de requisitos, trámites y plazos. Es evidente que la puesta en funcionamiento de empresas importantes no puede ser una carrera de obstáculos, que suele durar entre 5 y 15 años y, a veces, para nada.
Extremadura tiene una gran oportunidad de cambio con la transición energética, siempre que se aproveche “in situ” toda la cadena de valor de forma circular, es decir, fomento de la minería moderna, fabricación de componentes para las renovables y movilidad, fuerte incremento de la producción eléctrica y su utilización para el hidrógeno, amoniaco, fertilizantes, combustibles sintéticos, biometano, oxígeno y Centros de Datos, así como la electrificación al máximo de toda su economía.
Para ello, sería muy importante negociar e involucrar a las grandes empresas en el desarrollo de Extremadura, en especial a las eléctricas, que tantos beneficios han obtenido, sin apenas creación de empleo y riqueza en nuestra región.