Pedro Martin Ruiz
Licenciado en Derecho. Sociólogo
Extremadura es la región con mayor capacidad de agua dulce almacenada con 14.449 hm3 que representa el 25 % de España, para lo cual dispone de 175 embalses con 1.500 kilómetros de costa interior. A mediados de julio se encontraban al 62% de su capacidad. Destacan La Serena y Alcántara con más de 3.000 hm3 y, a continuación, están El Cijara, Valdecañas, Gabriel y Galán, Alange, Orellana, García de Sola, Zújar, Cedillo y Sierra Brava con 223 hm3. Su construcción, la gran mayoría entre los años 60 y 90, permitió, la regulación de los ríos Tajo y Guadiana, reduciendo los riesgos de sequías e inundaciones.
Sus objetivos principales son la gestión del agua, en especial, para la agricultura que se lleva más del 80% del total para regar 250.000 hectáreas. En este sentido, convendría la modernización de los sistemas de riego y la reducción de cultivos de alto consumo, en favor de una mayor participación de los usos para la población, de modo que ningún municipio sufriera restricciones de agua, así como para el previsible desarrollo de la industria y los servicios. Además, dichos embalses sirven para producir electricidad en 14 centrales hidroeléctricas con 2.278 MW de potencia instalada. (MWp)
En los últimos diez años se ha desarrollado una incipiente industria del turismo, ocio y deporte, en especial, por el acondicionamiento de nueve playas de agua dulce con bandera azul, recorridos fluviales, actividades náuticas, pesca y algunas urbanizaciones, como la de Valdecañas que debe consolidarse y el proyecto Elysium City que requiere un mayor apoyo público. Sin embargo, un aprovechamiento integral de los embalses supone algo más y, en esta ocasión, nos referimos a la producción de energía fotovoltaica flotante y a la hidráulica por bombeo.
Los terrenos ocupados, solo por los once embalses citados, asciende a casi 60.000 hectáreas, a las que podríamos sumar las del resto de los embalses autorizados, los 2.000 kilómetros de canales principales de riego y las numerosas balsas existentes en Extremadura. En total unas 80.000 hectáreas de las que se seleccionarían un 5% para la colocación de paneles solares flotantes o por encima de la cota máxima de llenado, bien con amarres laterales flexibles o con estructuras fijas, mediante pilotes sobre el lecho del agua. Esas 4.000 hectáreas servirían para la instalación de unos 2.000 MWp.
las plataformas fotovoltaicas flotantes ofrecen muchas ventajas porque reducen la evaporación, aprovechan espacio, el mantenimiento es menos costoso, aumentan la eficiencia por mejor refrigeración y evitan la proliferación de algas, mejorando la calidad de las aguas y la fauna piscícola. Así como, facilitan el autoconsumo distribuido a lo largo de su recorrido litoral o en los márgenes de los canales por las comunidades de regantes.
En Portugal sobre el enorme lago de Alqueva funciona una plataforma solar de cinco MWp y otra está en construcción de 52 MWp. En España en 2020 se inauguró en el embalse de Sierra Brava (Cáceres) la primera planta fotovoltaica conectada a la red eléctrica, como proyecto piloto con distintas tecnologías en una superficie de 1.200 metros2. También, hay otras experiencias en el Alcántara. Por lo que se refiere a los canales de riego, sobre el canal Segarra-Garrigues en Lérida se trabaja en la colocación de paneles solares con 15 MWp para el regadío de unas 70.000 hectáreas.
Respecto a la energía hidroeléctrica reversible, en las horas valle el excedente se utiliza para bombear el agua hacia el embalse superior, mediante unas turbinas. En las horas de mayor demanda se deja caer al inferior para producir electricidad, según las necesidades en un ciclo de carga y descarga. Por lo que se considera el mejor sistema de almacenamiento energético a gran escala y con una eficiencia del 75%, sobre todo, si se complementa por hibridación con energía solar o eólica. No obstante, presenta algunos problemas relativos a largos plazos de ejecución, mayor coste y conexiones, así como por temas de concesiones, financiación y pocos incentivos.
En España hay 3.300 MWp y casi la mitad lo produce el complejo de Iberdrola Cortes-La Muela en el río Júcar en Valencia. En nuestra región la misma compañía tiene previsto un gran proyecto en las presas de Alcántara-Cedillo con 440 MWp, en hibridación con una fotovoltaica de 380 MWp, para lo cual tiene una subvención de 45 millones (€), y uno más pequeño en el complejo Torrejón-Valdecañas. Creemos que existen, también, muchas posibilidades en los embalses de Cijara-García de Sola, La Serena-Zújar y otros, de modo que se podría alcanzar unos 2.000 MWp. y utilizarlos en la región para el hidrógeno, amoniaco, Centros de Datos o grandes baterías.
Extremadura necesita explotar todos sus recursos de la forma más sostenible posible y promover una cultura empresarial, en especial, referida a la agroalimentación, energía, transporte y tecnologías digitales. Para ello la Administración debe facilitar mucho más toda clase de iniciativas e inversiones.
Confiamos en que para el año 2.030 nuestra región experimente el tan esperado cambio, gracias a los grandes proyectos innovadores y motores, como el Centro de investigación energético de Cáceres, la fábrica de diamantes sintéticos de Trujillo, la gigafactoria de Navalmoral y otros relacionados con el hidrógeno verde. Además, un importante desarrollo del turismo de naturaleza, gracias a la presencia y protagonismo de los embalses en las tres Reservas de la Biosfera, la del Tajo Internacional, la de Monfragüe y la de La Siberia, y en otras áreas protegidas.
Todo ello permitirá que Extremadura pueda alcanzar mayores cotas de prosperidad y disfrute de bienes y servicios y, en definitiva, evitar la despoblación muy acentuada en estos diez últimos años.